Algo que te llamará la atención cuando vengas a visitarnos es el campo ibicenco y sobre todo la Casa Rural Ibicenca. Mucho se ha escrito sobre ella, de sus paredes encaladas, de sus porches, de sus jardines, de sus disposición, de su distribución… hoy te queremos contar cómo es vivir en ella.
Y si ella, en nuestra lengua materna al igual que en castellano, la casa es femenino y es que el sentimiento de acogida que te da la casa cuando entras no es lo mismo que entrar en un piso o en un apartamento, no.
Paredes de piedra, encaladas – con cal viva mezclada con agua – , techos muy altos con vigas de sabina, esos porches donde antiguamente se hacía la vida cuando no se estaba en el campo trabajando, el porche servía como sala de estar, como sala de trabajo, de comedor, de sala de reuniones…
Cocinas grandes la mayoría de veces, las más antiguas no tienen chimenea, tienen lo que se llama un «fornell» que no es más que una disposición de piedras en forma de «U» en el suelo ocupando el centro de la cocina, presidiéndola, servía para cocinar y además de quitar el frío, el fuego es una grata compañía en invierno y recuerda que hasta hace 50 años aquí, en Ibiza, no había casi ni televisiones. Por esa razón se colocaba en el centro de la cocina.
Lo más bonito de las cocinas es tal vez, el «fumeral» que no deja de ser el tiro de ese «fornell» que te comentamos aquí arriba. Se le daba a la cocina un falso techo en forma de cono para que el humo del fornell saliese y no los afixiase. Ese espacio extra que se consigue con el falso techo, se aprovecha para usar como sitio de almacenaje y para manetenerlo lejos de animalitos y roedores.
Casas totalmente autosuficientes, algo que gustó mucho a los hippies que vinieron aquí en los 60 a esa colección de ingleses, alemanes, nórdicos y americanos que huían de la llamada a filas para irse a Vietnam. La Casa Rural ibicenca suele estar entre el campo y la montaña y alrededor suyo, encontrarás la mayoría de veces montones de hierbas aromáticas, medicinales, para la cocina….si conoces la receta de las hierbas ibicencas, fíjate bien y entenderás porqué se dice que está hecha con hierbas de casa y de bosque.
Casi todas tienen cisterna que es algo que a mucha gente le hace gracia, pero cuando el acceso al agua corriente no existía esa cisterna garantizaba las reservas de agua para la familia, animales, para el pequeño huerto…
La cisterna es un depósito excavado en el suelo al lado de la casa, el tejado de la casa rural ibicenca es plano, y los cubos que conforman la casa suelen tener diferentes alturas, para que mediante un sistema de pendientes toda esa agua de lluvia que se recoge en el tejado, va pasando y bajando de nivel hasta llegar por canales a la cisterna.
La casa rural ibicenca está formada por «cubos» llamados «cases«, una casa grande central que es el porxo desde la cual se van añadiendo más cubos o cases a los lados a medida que la familia va creciendo, la economía se va estabilizando, se consigue más piedra…por supuesto te estamos hablando de casas muy viejas y las cosas ya no se hacen así, pero no me negarás que no es bonita la idea de ir viendo cómo va creciendo tu casa a medida que la necesitas.
Hay casas que a veces no están pegadas a la casa payesa, si no que se pegan a los corrales : «sa casa des carro», «sa casa de baix»…cuando eres pequeño y tienes tantos sitios para investigar, esconderte, jugar, trastear, esas «cases» se convierten en tu cuartel general. Lo único que te decían era que vigilases mucho al salir al camino (*), y es que , la casa rural ibicenca suele estar muy pegada al camino.
Ese estar pegado al camino viene de la mentalidad de antes, si estabas cerca del camino era más fácil hacer negocios, intercambiar productos de tu huerto, recibir visitas, aprovechabas más tus tierras de labranza ( no «estropeabas» los campos metiendo en medio una casa), no te la mires con ojos de hoy en día, hazlo con los ojos de alguien que sólo podía confiar en la tierra, en que lloviera cuando toca y en la fuerza de sus brazos para sacar adelante a una familia. Y es que, en Ibiza no había industria, poca pesca con arte tradicional, no había casi ganadería…no se ganaba dinero, pero se vivía.
«Es tancó» es el vallado que suele haber al lado de una casa de campo, no el de la casa en sí, el de al lado…ahí suelen encontrarse chumberas, eas hierbas que te comentamos arriba, donde se solían tener a las gallinas y a veces cabras u ovejas. En ocasiones, ese tancó es el que alberga el pequeño huerto. Aquí se siembran materiales para consumo propio de la familia, casi siempre legumbres de temporada, verdura también, pero poca.
Las siestas de verano que puedes disfrutar en una Casa Rural Ibicenca son quizá lo mejor de todo, si tienes la suerte de vivir en un pueblo en una casa antigua sabes de que te hablo, si no , es algo que tienes que probar.
(*) Otra de las cosas que te decían que vigilases y de las que todos nos hemos llevado algún collejón, eran los «espellats«, cuando sin querer le metías un buen balonazo a la pared y se desconchaba, llevándose por delante capas y capas y capas de cal, que llevaban ahí desde tiempos inmemoriales. Entonces se tenía que coger el cubo, la cal, el agua, la «granereta» y despuez de mezclarlo todo irte para allá y arreglar ese desaguisado.
Nunca entendí porqué no me dejaban a mí arrelgar esos «espellats» hasta que un día me salpicó en un ojo una gota de ese agua con cal.
Y para terminar una curiosidad :
¿sabías que a Ibiza se le conoce por el nombre de la «isla blanca» por el color de nuestras casas payesas? … de nada 😉
Todas las fotos son del grupo de Facebook : Fotos Eivissa Antiga – Ibiza Antigua.
Si te gustan las historias y amas Ibiza, te encantará.