Con motivo de la noche de Sant Joan, hemos retomado alguna lectura antigua. Un libro que hace tiempo que ronda por Can Arabi : «Cuentos, leyendas y tradiciones de Ibiza», escrito por aquel cronista barbudo y amigo, que fué Michel Ferrer Clapés.
Que Eivissa es un lugar mágico es algo que cualquiera que conoce esta isla no pone en duda. Podemos opinar así porque hayamos pasado momentos de paz en cualquiera de los muchos rincones con encanto que nos regala esta tierra. Otros opinaran como nosotros porque han encontrado la inspiración, muchos artistas reciben la visita de las musas en las pitiusas. Cada uno opinara que por un motivo u otro nos encontramos en un enclave místico y especial.
Lo cierto es que si buscamos un poco en la tradición oral de Eivissa nos damos cuenta que hay muchas leyendas y creencias en las que puntos geográficos de la isla son realmente mágicos. Uno de ellos es el puente viejo de Santa Eularia, sobre él hay varias leyendas que hablan de que fue construido por el mismísimo Demonio. Se cuenta que hace muchos años el alcalde de Santa Eulària deseaba construir un puente pero todo eran problemas y no encontraba a nadie cualificado para llevar a cabo tal construcción.
Así una noche lluviosa, el alcalde recibió la visita de un peculiar viajero que le pidió que le dejara resguardarse en su casa mientras pasaba la tormenta, el alcalde amablemente accedió a ello y como buen anfitrión ofreció un asiento al lado de la chimenea y un caldo caliente al extraño personaje que había llamado a su puerta, tan extraño le pareció al alcalde aquel hombre que se percato que tenía los pies puestos sobre las llamas y no parecía quemarse. En un momento de la conversación el alcalde le hablo al viajero de los problemas que tenia para llevar a cabo la obra del puente y de la importancia que tenia esta obra para el pueblo. El invitado rápidamente se ofreció a construir el mismo el puente, es más, le dijo que lo tendría acabado antes de que saliese el sol a cambio el viajero le dijo al alcalde que se quedaría con el alma del primero que pisase el puente. El alcalde dudo ante tan sospechoso ofrecimiento pero al final accedió, el viajero sin más dilación se marcho a realizar esa tarea imposible y el alcalde aguardo sin poder dormir a que llegase la mañana siguiente. Antes de que amaneciera el alcalde le conto lo sucedido al cura y entre los dos llegaron a la conclusión de que el misterioso personaje que había estado en su casa era el mismo demonio, los dos se encaminaron al lugar donde se iba a construir el puente y cuál fue su sorpresa al ver que a pocos minutos de empezar a salir el sol el puente ya estaba terminado. En ese momento el viajero le dijo al alcalde que el había cumplido con su parte del trato y era la hora de que el alcalde cumpliera con el suyo, el alcalde reconoció que tenia razón y extrajo un saco que llevaba escondido tras la espalda y al abrirlo salió un gato corriendo que fue el primero en cruzar el puente, el viajero que en ese momento se desenmascaro y enseño su verdadera identidad de demonio se enfureció e intento destruir el puente pero no pudo hacerlo porque el cura provisto de agua bendita empezó a rociar el puente y este tuvo que huir.
Hay varias leyendas sobre la construcción de este puente, al que se conoció durante años como “el puente del diablo” y todas hablan de que fue el Diablo el que lo construyo.
Pero no solo el puente tiene leyendas, debajo del puente existía hace muchos años una fuente que las gentes del pueblo usaban para ir a bañarse o lavar la ropa, esta fuente era conocida como “Sa font d’en Lluna” y según cuentan por allí pasaba cada noche un joven que iba a ver a su novia, la cual decían las gentes que era bruja, una noche de tormenta se oyeron unos disparos y el joven apareció muerto al día siguiente junto a la fuente, nunca se pudieron esclarecer los motivos de aquella muerte. Al poco tiempo la novia del joven también murió dicen que de pena y las noches de tormenta cuentan que se podía ver a una joven enlutada junto a la fuente, se decía que era el fantasma de la novia. Otra gente decía que las noches de tormenta se veían a mujeres de negro que parecía que lavaban ropa, aunque aseguraban que en realidad eran reuniones de brujas que se reunían junto a “Sa Font d’en Lluna “.
Pero de todas las leyendas que existen sobre este preciso lugar para mí, la más fantástica de todas es la de los fameliars. Para el que no lo sepa dejarme presentaros al fameliá, este ser que según dicen viene de la mitología romana, es una especie de gnomo con una boca enorme que se puede encerrar en una botella.
El fameliá si se le deja libre pide a su dueño constantemente “feina o menjar”, vamos que hay que darle trabajo o darle de comer, pero debemos de ser rápidos en contestar al fameliá porque si no somos capaces de encontrarle trabajo, este se comerá todo lo que tengamos en casa y nos dejara la despensa totalmente vacía. El fameliá es capaz de hacer cualquier tipo de trabajo por duro o difícil que sea y hacerlo con gran rapidez y efectividad, cuentan las gentes de Eivissa que eran unos seres que algunos payeses solían tener escondidos en una botella y que usaban para realizar trabajos pesados, el pagés que sabia usar con destreza a su fameliar podía enriquecerse aunque también corría el peligro de arruinarse si estos se comían todas las provisiones de la cosecha.
Pues bien, una vez presentado el fameliá te diré que dicen que el único lugar donde se puede “cazar” un fameliá es debajo del puente viejo de Santa Eularia y solo la noche de Sant Joan exactamente a las 12 de la noche, en ese instante si nos encontramos allí con una botella con algo de agua bendita dentro, veremos unas lucecitas que son los fameliars sueltos y si actuamos con rapidez podremos atraparlos y meterlos dentro de la botella, en ese momento seremos los dueños de un fameliá con lo que ello conlleva para bien o para mal.
También se dice que en la noche de Sant Joan al alba, verás nacer bajo el puente unas briznas de hierba que crecen muy rápido. Arráncalas y mételas en la botella, porque amiga o amigo, eso son fameliars.
Aparte de los fameliars hay en Eivissa leyendas que nos hablan de otros duendes conocidos como “barruguets”. Los barruguets al contrario que los fameliars no piden comida ni quieren trabajar, simplemente se dedican a molestar o hacer travesuras a la gente. Existe una leyenda que dice que cerca de Sant Llorenç existía un barruguet que se dedicaba a engañar y burlarse de la gente. Un día una joven que hacía poco había dado a luz se encaminaba hacia Vila montada en su asno para hacer unas compras cuando al lado del camino oyó lo que le pareció ser el llanto de un bebé, al pararse pudo ver que efectivamente había un bebe llorando que alguien había abandonado, enseguida se dispuso a taparlo con una manta y le dio el pecho pensando que el bebe lloraba de hambre. El bebé empezó a mamar con fuerza, tanto ímpetu ponía en la acción que a la muchacha le pareció que mas que mamar el bebe le estaba mordiendo, la mujer sorprendida vio que el bebé que había encontrado era un recién nacido pero ya tenía dientes y entonces exclamo en voz alta que como un bebe de solo unos dias podía tener “dentetes” a lo que el bebe le replico ” Teng dentetes y dentasses, per menjar favetes i favasses”. En ese mismo instante el bebé desapareció delante de los ojos de la joven que entonces se dio cuenta que había sido burlada por un barruguet.
Nuestra querida Eivissa está llena lugares mágicos y de leyendas que nos transportan a aquella Eivissa rural, atemorizada a veces por cuentos de brujas y demonios, una Eivissa en la que no solo los bandidos podían asaltarnos por los caminos sino que también unos seres pequeños llamados barruguets podían hacernos pasar un mal rato y darnos un buen susto. Una Eivissa que Michel Ferrer supo recoger en varios libros a principios de los ochenta, Michel recorrió la isla hablando con gentes que le contaron leyendas y supersticiones que seguramente alguna de ellas se hubieran perdido sin su fantástica labor.
Este post solo pretende ser un pequeño homenaje a un excepcional vecino de Santa Eulària que tuvimos el gusto de conocer.